Navidad es una época en la que las productoras editan cajas de TV pensadas y diseñadas para regalo. Ya hemos dicho que el mejor cine se está haciendo hoy en televisión aunque, a pesar de la TDT, sea casi imposible verlo sin publicidad y cuándo y cómo queramos por lo que, si no se dispone de una buena instrumentación, pericia o tiempo para acceder a él a través de la red, comprar televisión puede ser una muy buena opción.
He visto estos días en los escaparates algunos paquetes de temporadas completas que merecen la pena. Algunas las hemos recomendado desde aquí y destaco estas primeras 6 por su extraordinaria calidad:
Pero están también
Desde los 50 € de The Pacciffic a los 170 de Perdidos, ver televisión enlatada puede parecer caro, pero, además de una manera de dejar de verla ya que lo que vemos entonces no es ese magma de anuncios, personajes, cortinillas y autopromociones con la consiguiente mosca de la cadena, sino productos audiovisuales de primera calidad preparados para verlos cuando y como queramos hacerlo, es un precio bajo para la cantidad y calidad de ocio enriquecedor que adquirimos.
Si puede, regale televisión. Es una forma de escapar de ella y de la férrea dictadura de sus programadores.