Inspirinas nuevos consumidores

Así son, según Gustavo Entrala, los nuevos ciudadanos digitales. Según él, estas nuevas criaturas han producido un cortocircuito con los Directores de Comunicación de empresas e instituciones que siguen anclados en modelos tradicionales con los que ya no comunican nada.

Como experto en marketing, adopta un punto de vista pragmático: no le interesan más que los hechos y no su significado. Ahora la gente con la que nos queremos comunicar es así y si queremos que nos escuchen debemos saber con quién hablamos para utilizar su mismo lenguaje. El juicio de valor cualitativo, si eso es bueno o malo, si es mejor o peor o el porqué eso sea así, no importa demasiado. Sin embargo, sí es importante. A nosotros nos interesan los porqués y los cómo y los desde cuándo y los hasta dónde. Y, sobre todo, nos interesa saber si el ciudadano es hoy un ciudadano más libre y, por lo tanto, más ciudadano siendo de ese modo o es más masa consumidora expuesta a la manipulación a través de la comunicación de los directores de comunicación, de márquetin o de campaña. Si se ha producido la “mutación” descrita por Baricco, no sólo es importante describirla, sino también denunciarla. Veamos.

No abren nunca el periódico ni ven el telediario. Nada se dice de la radio, ni siquiera se dice algo del ordenador. En cambio se asoman al móvil 140 veces al día, aunque no se aclara exactamente para qué. Parece pues, que han abandonado los medios tradicionales de acceder a la información, al conocimiento y al saber sustituyéndolos por internet y las redes sociales a través de ese aparatito de bolsillo soporte centralizador de las comunicaciones.

Su fuente principal de información son sus contactos -no los expertos,  ni los debates,  ni los periodistas ni, ya lo hemos dicho, los periódicos…ni, mucho menos, los libros-. No eligen ellos las noticias que les interesan, sino que las eligen sus contactos y ellos se limitan a leerlas de forma intermitente y parcial o, lo que es lo mismo, superficial y epidérmicamente, sin profundizar…, lo que se dice de un vistazo, un chispazo, un titular, un twit.  Es lo que se ha dado en llamar la democratización de la información de la que ahora no son receptores pasivos, sino activos participantes en la conversación y el cotilleo de un patio de vecinos.

Se fían más de lo que ven, tocan y sienten que de lo que dicen los periódicos, es decir, en medio de un mundo supuestamente global están firmemente atados a la experiencia más local de todas, la individual, exactamente como en la Edad de Piedra en la que el hombre no se había liberado de la limitación de sí mismo a través de la escritura. El sentimiento, la emoción son las vías principales de contacto humano, de acceso a la información y de conocimiento y decisión. Son todo corazón y sentimiento, alérgicos al razonamiento, la reflexión, la decisión y la elección ponderada. Lo visual ha ganado ¿definitivamente? la batalla a lo lingüístico: ver, tocar y sentir…

No creen lo que les cuenta la prensa y, en cambio, son propagadores y creadores de mitos y leyendas urbanas que hacen circular y de las que se alimentan. Por no creer, no creen en nada. Por eso no sienten respeto por las jerarquías porque en su mundo sentimental, superficial, desinformado, de dimes y diretes nada ni nadie es mejor ni peor, porque todo es igual y nada es distinto. La primera jerarquía en caer ha sido la de la verdad y tras ella, todo el edificio de creencias e ideas sustituidas por los prejuicios, los tópicos, los eslóganes y los logotipos de las marcas con su cohorte de valores añadidos.

Cuando quieren saber algo lo buscan: otra cosa es que lo encuentren, pero al menos tienen la posibilidad de encontrarlo porque todo –la queja, la opinión, la búsqueda, el mundo… (ese mundo global para el que permanecen ciegos en el pequeño corral de su individualidad), está a un clic de distancia. Quieren hablar, implicarse… pero tampoco nos dice si finalmente hablan y se implican. Y es que muchas veces y para muchos, hasta un pequeño clic puede ser una distancia muy larga, muy pesada, demasiado cargada de responsabilidad. WhatsApps, todos los del mundo. Reflexiones, muy pocas.

Así son. Así somos, según un experto cuyo trabajo consiste entre otras cosas en conocernos mejor que nosotros mismos, para podernos enviar de la manera más eficaz y adecuada, es decir, para poder vendernos mejor los mensajes corporativos, institucionales, políticos o publicitarios. Es un diagnóstico, pues, no a humo de pajas, sino profesional y serio de lo que hemos conseguido gracias, entre otras cosas, al acceso generalizado a las tecnologías de la información y la comunicación. Y no parece que sea un buen diagnóstico.

Otro día contaremos cómo este mismo profesional, en un blog que no tiene desperdicio y que por eso está enlazado permanentemente en el nuestro, nos cuenta cómo nos marcan las marcas.

Referencias:

Post del Blog Inspirinas.com de Gustavo Entrala

Los Bárbaros de Baricco en este blog