Esta vez la marea roja nos deja en la arena medioambiental un náufrago feliz y muy significativo de lo que es el mecanismo mediático creador de valores. Me refiero a Manolo, el del bombo.
Manolo toca el bombo. Creo que regenta un bar. O lo regentaba. Manolo era un simple aficionado al fútbol que ya animaba con el bombo cuando el fútbol era en blanco y negro. Luego, con perseverancia, se dedicó a no faltar a ninguna cita con la roja, siempre con su boina y su bombo a cuestas. Y Manolo salió en la tele cuando ya era en color, la cámara le sacó en un barrido a las gradas; luego se fijó en él; más tarde le buscó y nos lo metió en casa; en la casa de todos.
Manolo ya no es un simple aficionado más. Ahora es «Manolo de España». Es lo que se conoce como un fenómeno mediático. No sé si regenta todavía el bar, pero le he visto protagonizando una campaña publicitaria. A Manolo no hay que presentarlo porque todos sabemos ya quién es. Lo hemos mirado todos y esa visibilidad global es lo que le ha hecho adquirir valor. Ahora es un símbolo del medioambiente. Su vida, su boina y su bombo ya están patrocinados. A medio camino entre el Mauricio colombiano de ayer y la estrella mediática, ha conseguido vivir sino del cuento, sí del bombo. Es la excelencia mediática.
A mis alumnos, cuando les hable de esfuerzo cotidiano y de excelencia, les pondré el ejemplo de Manolo a ver si así consigo, no que se ganen la vida, pero, por lo menos que se la patrocinen.
A mi hijo, que acaba la carrera de Derecho y está pensando qué hacer, no le voy a comprar un bombo que eso ya lo ha quemado Manolo. Pero a lo peor, le compro una flauta, le cambio el nombre por el de Bartolo y con un crédito bancario le financio dos años para que asome siempre detrás de Belén Esteban(1) cada vez que aparece delante de las cámaras.
Vean televisión, no la consuman o serán consumidos por ella.
(1) Belén Esteban cobra 1,2 millones al año con su contrato de Telecinco (Fuente: EL Mundo)
Vean televisión, no la consuman o serán consumidos por ella.
(1) Belén Esteban cobra 1,2 millones al año con su contrato de Telecinco (Fuente: EL Mundo)
La modernidad, el progreso, el acceso a la cultura para todos… se nos llena la boca con estas palabras pero luego resulta que lo que de verdad nos interesa son las belenes estébanes y los manolos del bombo. ¿?