De nuevo una columna de El MUNDO nos nutre de información interesante para el consumidor. Y de nuevo en forma de timo. Es Julio Miravalls hablando de «Internet y la tarifa plana», el que despeja y clarifica los movimientos que se están dando en los proveedores telefónicos de internet hacia una eliminación de la tarifa plana, el cobro de tarifas especiales para dar más velocidad y penalizar a quien use demasiado el servicio. En definitiva, «la cínica renuncia a cumplir promesas publicitarias y contratos».

El autor explica muy bien el engaño que hay debajo del concepto de «consumo» manejado por las Telecos como si lo que gastamos fuera lo mismo que el gas, el agua o la electricidad, pero no lo es. Mientras que en la factura de estos productos predomina el consumo físico (conducciones, tuberías, instalaciones sí, pero, sobre todo, el agua, la luz o el gas que se acumulan en algún sitio y desaparecen cuando se gastan), los proveedores telefónicos venden sólo el derecho de paso por sus conducciones. «La sustancia que se consume, pero no se gasta, la ponen millones de sitios web en todo el planeta».

En cuanto al concepto de «velocidad» también hay un equívoco: «no hay conexiones más rápidas, sino capacidad de las tuberías para transportar volúmenes de datos. Si tú contratas un megabit por segundo, en un uso constante y perfecto de la línea, podrías mover hasta 300 gigabytes de información*. Es imposible descargar de más. Pero los vendedores de conexión nunca garantizan tal cosa porque cada mega de capacidad de sus redes se revende a múltiples abonados contando con que no se conecten todos a la vez. Si lo hacen, reparten ese volumen entre todos […] están cobrando peaje por carreteras con tres carriles, para un tráfico que requeriría muchos más  […] para hacer real la propaganda del servicio que cobran

*«las comunicaciones se miden en bits y el tamaño de los ficheros en bytes. 1 megabit son 128 kilobytes»
Usen Internet no la consuman o serán consumidos por ella.