José Luis nos envía un vídeo de un documental  de 10 minutos realizado por el argentino Julián Alterini sobre las supuestas pandemias globales que la OMS últimamente va sacando a la luz de modo recurrente.


El vídeo pone de manifiesto, en primer lugar, cuáles son las características mediáticas de estos fenómenos de alarma: un comienzo muy rápido e intenso, con una cresta muy elevada en concentración de noticias en todos los medios durante un breve periodo de tiempo; una desaparición igualmente rápida de todos ellos ―tras un gasto farmacéutico inmenso por parte de los gobiernos de la mayoría de los países―; y, por último, un silencio incomprensible posterior que conduce al olvido por parte de una prensa que, una vez más renuncia a su papel crítico, investigador, controlador de la actuación de los gobiernos, organismos internacionales y empresas privadas para ser sólo correa de transmisión de las informaciones oficiales.

En segundo lugar, pone sobre la mesa unas cifras, unos hechos y un calendario que  evidencian la posibilidad muy razonable de corrupción política; mala praxis administrativa; ineficacia y desprestigio de la OMS;  y  un enriquecimiento masivo de las compañías farmacéuticas y de los inversores bursátiles. Todo ello, sólo por verosímil y posible, suponen un escándalo muy superior a toda la corrupción política, administrativa y financiera de cualquier país incluido España y su caso Gurtel. Y, sin embargo, el silencio de la prensa no se ocupa de ahondar en busca de la veracidad, y el desinterés y la inacción de la ciudadanía deja el tema sin ninguna consecuencia.
Es, en definitiva, una muestra muy eficaz de otra de las características de este mundo supuestamente bien informado en el que nos ha tocado vivir: la realidad del ruido y del silencio mediáticos que son expresión de lo poco que nos hacen saber los grandes titulares y de lo mucho que, al ser silenciado, ignoramos, para acabar viendo el mundo a través de una cerradura con forma de cabecera de noticia de telediario.
Ya hemos comentado en otra ocasión como la utilización manipuladora y eficaz del apocalipsis es un anestésico paralizante de cualquier reacción ciudadana. Una vez más, la eficacia del negocio del miedo


Infórmense a través de las pantallas, no las consuman o serán consumidos por ellas.


P.D.: si quieren ver otro ejemplo de praxis periodística «irregular», no se pierdan Pero, ¿quién mató a los griegos?  en el medioambiente periodístico de Santiago González.


P.D.: Recojo del semanario Yo Dona, algunos datos y afirmaciones interesantes en torno al miedo:« ¿Es esta la sociedad del miedo?» titula. « ¿Por qué en una de las épocas con mayor bienestar y seguridad de la historia sentimos tantas y tan cercanas amenazas?» se pregunta en el antetítulo.

«Entre los 70 y 80 llegaron el sida y el ébola, […] huracanes y terremotos comenzaron a nutrir de imágenes escalofriantes los medios de comunicación que reflejaban, cada vez con más detalle los estragos de los atentados terroristas en algún lugar del planeta […] la sombra de una terrible crisis económica. […] Un estudio realizado por el Centro de Estudios e Inversiones Sociales italiano en nueve metrópolis ha señalado que entre el 80% y el 90% de sus habitantes siente miedo […] “no beses, no des la mano, di hola” […] Cerca de un 30% de los españoles tiene depresiones periódicas y las ventas de fármacos contra ellas no dejan de crecer (un 10% en los 10 últimos años, según el laboratorio Pfizer); lo mismo sucede con los tranquilizantes ( 52 millones de unidades vendidas en España) y un aumento del 25% en las consultas psiquiátricas…» Son datos que nos da Teresa González Manso en la introducción.

«Como el colesterol hay un miedo bueno y otro malo. El primero te sirve de aviso; el segundo te atenaza y te inmoviliza» dice Rosa Villacastín.

«El riesgo de estos nuevos miedos sociales es no sólo que nos inmovilizan, sino que nos aíslan». «Me preocupa, sobre todo, cuando este sentimiento se utiliza para manipular a la gente o para tapar otras realidades»   «El miedo como mercancía informativa es muy vendible y muy rentable» dice Marta Sanz.