Juan Luis Saldaña, el Maquinista de la General publicó en su blog un post en el que merece la pena detenerse.
http://elmaquinista.lageneraltv.com/2009/10/22/el-manifiesto-del-maquinista/
Desde aquí le enviamos un cariñoso saludo
Juan Luis Saldaña, el Maquinista de la General publicó en su blog un post en el que merece la pena detenerse.
http://elmaquinista.lageneraltv.com/2009/10/22/el-manifiesto-del-maquinista/
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noviembre 15, 2019
septiembre 6, 2019
junio 27, 2019
Este manifiesto me gustó desde que lo leí por primera vez; ahora como Pepe lo trae a su post, lo he releído y me sigue gustando. En realidad es un caso muy raro para mí, porque estoy de acuerdo y en desacuerdo con él casi a partes iguales.
Por ejemplo: «la objetividad no existe»: NO estoy de acuerdo. «La televisión no es telebasura. …/… hay emisor basura y telespectador basura»: SÍ estoy de acuerdo. Y así todo el rato. Creo que es la imagen de su redactor, del maquinista, la que me gusta y por eso, aún en desacuerdo parcial, me gusta su Manifiesto entero. Es un caso único y muy raro para mí. Ya lo he dicho.
El manifiesto es una colección de greguerías entre las que destacaría:
«Hay normas caducas que rigen la televisión. Si algo funciona, se copia. El ingenio se reserva a los americanos para que ellos hagan el trabajo. Los programas se llaman ‘formatos’ y se copian descaradamente».
«El espectador no es idiota, aunque se comporta como un borrego esperando su pasto».
«El maquinista no es tolerante. El maquinista no tolera estupideces. Hay muchas cosas que no se pueden tolerar. La tolerancia no es un valor, es un sucedáneo maleable del respeto.
«Poner palabras que designen a las cosas no tiene mérito. Hay muchos profesionales de la comunicación, la sociología y la psicología que sólo venden humo. ‘Visualizar’ un vídeo es exactamente lo mismo que verlo. La única diferencia está en el sueldo que cobra quien lo dice».
«Los políticos tienen miedo a la televisión y quieren controlarla. Los políticos hacen la pelota a los informadores cuando están en su terreno y les atornillan cuando están en su despacho».
Y hay otras, también brillantes, con las que disiento:
«
La televisión es espectáculo. Si en un programa informativo ‘no pasa nada’, el programa es fallido». A esta verdad habría que añadir que si la TV es espectáculo y los telediarios también, que no nos los vendan como información.
«No existe la telebasura». Por supuesto que sí: telebasura es la televisión que hace el programador basura y lo que ve el espectador basura. Pero existe.
Me gusta lo de que la sensibilidad es la capacidad de detectar vulgaridades.
Por último, estoy plenamente de acuerdo en que «La objetividad no existe. Existe la honestidad con uno mismo y con el espectador»
Si no existiera la objetividad, no podríamos nombrarla. No es más que la cualidad de lo objetivo en sí mismo, que está fuera del sujeto que lo conoce, independientemente de su forma de pensar o de sentir, y puede por ello realizar su análisis: el análisis objetivo de los objetos.
Que no existe la objetividad es el gran argumento utilizado por pensadores y no pensadores de izquierdas principalmente, para dar el paso preciso a otra categoría: si no se puede ser objetivo, todo queda subjetivo, es decir, personal, –parcial, individual, relativo, incompleto, «inseguro»– y, en consecuencia, ninguna realidad que no sea subjetiva puede existir.
Consecuencia objetiva: cierto dirigentes políticos han declarado que la religión es una cuestión estrictamente personal. ¿No lo ha dicho? ¿No soy objetivo si digo que lo ha dicho? Han redactado una ley (de libertad religiosa, creo que se llama) por la cual se podrán «quitar» los crucifijos de los edificios púiblicos (con especial énfasis en las escuelas ¡cómo no!) Me lo han dicho distintos periodistas: ¿no es información objetiva? ¿Tan difícil es deslindar la información, que SÍ puede ser objetiva, de la opinión que puede no serlo pero también puede serlo? ¿No se consideran en las sentencias judiciales los hechos objetivos que se han producido? ¿Que existe la telebasura es un hecho?
¿Es una interpretación?: no lo sé. Lo que sí que se y es un hecho objetivo es que hay emisores basura y hay espectadores basura. Y sólo la suma de la acción coincidente de emitir basura y la de verla,
es la de que da un «objeto» que llamamos telebasura que yo llamo «efecto» y Pepe «cosa».
Por caer en esta trampa, en mi opinión, nos han puesto muy difícil defender que la fe en Dios es un hecho objetivo, real para quien la tiene, que merece un total respeto. Porque existe lo objetivo (y la posibilidad de nombrarlo) «algunos» llamaron al aborto (su nombre médico y científico) Interrupción Voluntaria del Embarazo primero y luego Salud Sexual y Reproductiva de la Mujer. Y «algunos otros» irreductibles, siguen «viendo clarísimo» que la objetividad no existe. Pues nada ¡Así nos va!
No era mi intención polemizar y sigue sin ser esa mi intención, pero cuando se dice que en el mundo de la información la objetividad no existe, se quiere expresar la dificultad de salvar la distancia entre el objeto que está fuera y el conocimiento de ese objeto por el informador. Esa distancia es, quizá, lo insalvable. Por eso es necesaria la honestidad.
Lamento mi exaltación en las líneas finales de mi anterior comentario, que es tanto como decir que lamento (sólo en ocasiones) ser fácil a exaltarme.
De ninguna manera pensaba en nadie en concreto al escribirlas.
Mantengo la mayor: la información objetiva existe (que sea más fácil o más difícil no determina nada).