Foto: Enrique Martínez-Salanova Sánchez

Desde Los medios de comunicación de masas se ofrecen reiteradamente unos modelos sociales de comportamiento y unos valores que ocultan y confunden la variada, compleja y contradictoria realidad. ¿O ha desparecido lo feo, inseguro, enfermo, obeso, inútil?  Desde los entornos mediáticos de la moda, el diseño y la publicidad, el gran escaparate de la imagen muestra unos modelos únicos, inapelables, indiscutibles. La persona, el grupo, la sociedad y la cultura se presentan a través de ese prisma. O son así o no son.

La selección mediática ―desde el encuadre hasta la selección de noticias― es un casting  de hechos, conceptos, personas y personajes que nos conduce a que nos asombremos de la aparente aridez, lentitud y desvaimiento de la normalidad cotidiana. En el medioambiente simbólico, nadie quiere ser ya simplemente normal. Todos, poco a poco, queremos ser no sólo famosos, sino perfectos. El mercado que ofrece los productos para conseguirlo no deja de crecer.

Se revierte así aquel famoso aforismo de Fernando Ónega en boca de Suárez: los medios hacen que sea normal lo que a nivel de calle es simplemente excepcional.

Usen los medios, no los consuman o serán consumidos por ellos.