El civilizado profesor está repasando la localización de los países del mundo. Ha explicado la distribución de la riqueza, las diferencias climáticas, la incidencia de la colonización europea y el posterior proceso descolonizador en la actual situación de algunos continentes… Con cierta experiencia, está pellizcando aquí y allá intentando averiguar qué han entendido sus pequeños bárbaros, empapados todavía a las nueve de la mañana de los últimos incidentes de la serie televisiva de ayer noche y de las últimas imágenes y comentarios del surfing a través de Tuenti, el Messenger o Fotolog. Con la intención de mantener la atención y dar una oportunidad a la respuesta correcta, formula una pregunta que no pensaba hacer: se trata de pura función fática y elevar la confianza y autoestima.
«¿Cuál es el país más pequeño del mundo?» Tras un largo titubeo de búsqueda mental por el Mediterráneo y muchos intercambios de miradas inquisitivas, sólo un alumno responde: «Ciudad del Vaticano». Una cosa lleva a la otra y el profesor pregunta « Sabéis qué es Ciudad del Vaticano y dónde está?»
Esta vez el silencio es más largo. Hay algunas respuestas confusas que indican que no, que no lo saben.
La clase se llena de sonrisas y alzamientos de hombros. El estupor se dibuja en la cara del civilizado profesor que sólo pretendía mantener el contacto.
P.S.: En el pueblo ribereño de Arguedas (Navarra) conozco un bárbaro bar que se llama Baticanoo.