«La publicidad. ¿A quién le importa?
Los anuncios se olvidan, hacen reír, molestan, se cantan sus canciones… En Autocontrol, anunciantes, agencias y medios trabajamos para que la publicidad sea veraz, legal, honesta y leal. Porque la publicidad nos importa a muchos. Autocontrol: trabajamos por una publicidad responsable».
Desde luego les importa mucho a unos cuantos: anunciantes, agencias y medios sobre todo porque los tres viven de ella. A nosotros también nos importa mucho, porque nacemos con ella vivimos con ella y moriremos empachados con ella.
Hay quien dice que es garantía de nuestra libertad porque sin ella no sólo estarían vacías las vallas y marquesinas de las ciudades, sino que tampoco serían posibles unos medios privados plurales y distintos: las radios estarían vacías, las televisiones estarían vacías. La prensa estaría vacía.
La primera vez que viajé a Suecia, me llamó la atención la falta de anuncios en carreteras y ciudades. Así pues, me dije, se puede entrar en una gran ciudad occidental sin atravesar un túnel de reclamos publicitarios. Viene bien viajar. Contrastas. Suecia era occidental y libre, aunque mayoritariamente socialista. Es cierto que tampoco en los países del socialismo real te acompañaba la publicidad. Sólo había propaganda.
El vídeo nos pasea por una serie de soportes vacíos: marquesinas, pantallas, vallas, cartelarios, páginas, hasta la imagen del vacío de un transistor de radio. Los colores son fríos, apagados, monocromos… son las imágenes de nuestro paisaje urbano cotidiano y de nuestro medioambiente simbólico que, sin los anuncios, aparece huérfano y triste, casi soviético; como el color o su ausencia. El paseo por un medioambiente simbólico despoblado de lo más propiamente suyo termina con unos segundos de zoom dedicado al rey del medioambiente publicitario en el salón de la casa, también vacío, silencioso, un marco televisivo gris y transparente que enseña solo la pared también gris.Pareciera que el mundo sin publicidad, sería el mundo «real», es decir, un mundo en blanco y negro que sólo los anuncios y el consumo que consagran pudiera colorear.
Trabajan por una publicidad veraz —¿lo es alguna vez?—, legal —¿nos protege a los usuarios la legislación actual?—, honesta—¿decente, decorosa, pudorosa, recatada, razonable, justa, proba, recta, honrada… (vid. DRAE)?— y, por último, leal—desde luego que sí: fiel, continua hasta que la muerte nos separe—.
Trabajan por una publicidad responsable. Que responde de qué: ¿de nuestro nivel de consumo? ¿De nuestros hábitos? ¿De nuestros deseos? ¿De nuestras frustraciones? ¿De nuestras fantasías? ¿De nuestros fantasmas?
Autocontrol. Bella idea para un mundo ideal, que no es el nuestro.
Uf, lo veo un poco… lejano.
Bonita imagen la de ciudades sin publicidad invasora. Yo creo que ya me he acostumbrado tanto a ella que la primera vez que fui a un país latinoamericano me extrañaba no ver el mismo tipo de rótulos que aquí…
Un saludo.
Ya digo que es bueno viajar. Descubres que hay otros mundos posibles,… sin publicidad. Se puede vivir sin ella. O al menos sin ella tal y como la vivimos aquí.
toma toma publicidad. siii!!. k gusto
es verdad li e comprobado la publicidad solo les inporta a los abuelos. por k a qien no l gusta k salgan tias en bolas en los anuncias.ssiiiiiiii.no m gusta vuestro anuncia k m kitais la fiesta;-)me seguis no?